Llevar a cabo injertos capilares es un auténtico placer para nosotros. Conseguir que los pacientes que pasan por nuestras instalaciones mejoren su confianza gracias a la evidente mejora de su imagen nos llena de orgullo.
Desafortunadamente, no todas las personas que vienen a una primera consulta informativa acerca del implante capilar pueden considerarse candidatos aptos para entrar en quirófano.
Los motivos son muy diversos y vamos a tratar de enumerarlos y explicarlos correctamente para que cada lector y paciente potencial pueda calibrar sus expectativas.
Requisitos para someterse a un injerto capilar
Zona donante de suficiente calidad para cubrir el área afectada por la alopecia
Se trata de la principal causa por la que un paciente puede no ser apto para un trasplante capilar. Con el paso del tiempo, la zona donante, compuesta por la zona posterior y los laterales de la cabeza, tiende a perder extensión y densidad capilar.
Por lo tanto es posible que en un determinado momento nos encontremos ante un caso de alopecia de grado avanzado con una zona donante limitada. Esto hace que sea imposible realizar un injerto capilar sin estropear la zona de donde extraeremos las unidades foliculares y sin poder garantizar un buen resultado estético al no poder cubrir una superficie amplia con la densidad capilar adecuada.
Tipo de alopecia tratable mediante el implante capilar
Aunque muchas personas lo desconozcan, no todas las alopecias pueden ser tratadas con una cirugía capilar. La alopecia areata, por ejemplo, basada en la aparición de diferentes calvas redondas esparcidas por diferentes zonas de la cabeza, no puede tratarse con esta técnica mientras permanezca activa.
Por otra parte, la alopecia fibrosante, cuyo origen es desconocido es un tipo alopecia cicatricial que tampoco puede arreglarse con un injerto. Por lo tanto, recomendamos que consulte con nuestro equipo médico cuál es su tipo de alopecia.
Alopecia estabilizada
En Clínica Capilar Ercilla recomendamos que nuestros pacientes tengan su alopecia estabilizada para que la cirugía capilar pueda mantener en el tiempo un buen resultado estético. De nada sirve implantar miles de unidades foliculares si la alopecia va a seguir su curso y dentro de unos años habrá nuevas zonas del cuero cabelludo empobrecidas o incluso descubiertas.
La alopecia más habitual en la población, alopecia androgenética, suele desarrollarse a partir de los 20 años y evoluciona a lo largo de esta década para ralentizar su ritmo sobre los 30 o 35 años y termina por estabilizarse cerca de los 50 años. Sin embargo, la clave está en reducir el nivel de andrógenos para rebajar el nivel de DHT-dihidrotestosterona, que influyen directamente en la alopecia ya que ataca el folículo piloso.
De esta forma, solemos recomendar iniciar tratamientos orales o tópicos para tratar de frenar la alopecia antes de realizar una cirugía capilar.
Buena salud y analíticas en regla
No hay que olvidar este requisito por más que sea el más evidente. Para poder pasar por un quirófano se requiere un mínimo de salud y, de la misma forma, será necesario presentar unos pruebas analíticas en regla. Solemos requerir pruebas serológicas de VIH y hepatitis B y C.
Además, no realizamos cirugías capilares a mujeres embarazadas o en fase de lactancia, puesto que es muy posible que las alteraciones hormonales de estos períodos estén afectando a la evolución de su alopecia y es necesario eliminar esa variable para realizar una valoración correcta.
Si tienes alguna duda respecto a tus posibilidades como candidato apto para un injerto capilar, te recomendamos que contactes con nosotros para concertar una primera consulta informativa sobre el trasplante capilar. Te informaremos de todo lo relativo al preoperatorio, a la técnica que empleamos en quirófano y a postoperatorio…¡y además es gratuita y sin compromiso!